jueves, 10 de abril de 2014

A todos nos debería llegar una carta

No sé en qué parte del mundo estarás, ni quién serás; pero de algún modo alguien te hizo llegar esta carta que ahora lees en tu pantalla. Esta carta está escrita para ti: hombre o mujer, joven o viejo… ¿qué más da, si es para ti? Escribo estas líneas para una persona que sepa lo que es la soledad. Esta carta es para quien necesite un abrazo o un simple saludo. Una persona que pueda aprovechar estas palabras, y que con ellas se pueda animar. Una persona que alguna mañana haya visto claras sus equivocaciones y sus consecuencias. Alguien que aun en el deseo de ser de otra manera, tropieza siempre en la misma piedra, esa que nos sorprende porque forma parte de lo que realmente somos, aunque aún no lo sospechamos. A todos nos debería llegar una carta Escribo para quien frecuentemente se descubre emocionado, con el corazón girando como un molinillo de deseos pero sin reconocer de dónde proviene tal viento ilusionado. Alguien así, entenderá que algunos días el mundo queda muy bajito y otros aprisiona con su sombra. Sabrá comprender también los días pesados y plomizos en que nos encontramos varados, sin dirección ni rumbo y necesitamos que alguien a nuestro lado agarre el timón. Se reconocerá en ese esfuerzo de remar, remar, y remar hasta que de nuevo aparezca tierra en el horizonte. Esta carta es para los que sienten todo eso y mucho más, pero no se atreven a dejar oír esos ritmos del alma en samba. Verás, amig@, persona aún desconocida, estaba pensando cuan hermoso sería que a todo el mundo, otra persona le hubiese escrito una carta o dedicado una poesía, inspirada en ella, creada por su sola existencia. Y que todas las gentes hubieran sentido que algún otro ser las recordaba con afecto, y no por lo más hermoso que hubieran mostrado, sino aun habiendo enseñado el monstruo que también albergan. La razón de esta carta eres tú. Ya no serás uno de aquellos a los que el escritor premio Nobel, Elías Canetti, se refería cuando decía: "Nadie es más solitario que aquel que nunca ha recibido una carta". Con todo mi cariño, esta carta es para ti.

jueves, 13 de marzo de 2014

Dar las gracias

 
Este verano, ha sido un verano trabajado y me ha permitido observar mi comportamiento y el de los demás, sobretodo de los que han tenido el privilegio de descansar.
He visto gente descansar en distintos lugares y con distintos poderes económicos y tengo que reconocer que es más fácil descubrir gente agradecida en gente que tiene menos que en gente que parece tenerlo todo para agradecer. Se asombran más de lo que ven, lo verbalizan con mayor intensidad y se emocionan frente a lo que ven y a lo que sienten frente a lo vivido.
Ahora fue fácil observar mucha gente, quejándose de todo, siempre encontrando problemas y reclamando por todo cuanto les pasaba. Que hacía mucho calor, mucho frio, que estaba todo muy caro, o de tan barato que estaba todo, engordaron mucho en las vacaciones. Que el hotel no era lo que esperaban, que había mucho viento en la playa, que habían muchos tacos y que les tocaron todos los días nublados, que en tal o cual restaurant no los atendieron rápido,etc.
Otros en cambio agradecieron todo, y se sorprendieron de todo lo vivido, estos se reían cuando les contaba que muchos decían que estaban cansados de descansar.
A veces no sabemos descansar, mucho menos valoramos el trabajo y la palabra responsabilidad tiene muy mala prensa. Que llegue Marzo es un drama por eso y los lunes son una tragedia y sólo agradecemos los viernes.
¿Por qué no agradecer volver al trabajo ya que entre miles de beneficios nos permite descansar y tener vacaciones?  , ¿Por qué no agradecer lo vivido en las vacaciones y dejamos de escuchar quejas por todos lados?, ¿ Por qué no estimulamos a los niños para volver clases con la pasión de aprender, en vez de mirarlos con cara de pena, como si comenzarán un vía crucis?
Creo que es fundamental, aprender a mirarnos y poder reconocer que cada vez es menos frecuente escuchar la palabra gracias y por sobre todo, cada vez es más frecuente dejar de observar una actitud de asombro y reverencia frente a la vida, como que todo pareciera obvio y natural y todo lo simple, eso que es realmente importante, eso que no tiene valor económico no parece ser reconocido.
Educar a los niños en esta capacidad parece vital, pero, ¿cómo educar, sino es con el ejemplo? Me parece difícil poder hacerlo si están todos los días escuchando adultos que se quejan todo el día.
Yo tuve que revisar mi testimonio al observar a tanta gente quejarse, porque al no descansar este verano, por tener que trabajar, me encontré muchas veces quejándome y envidiando a la gente que veía de vacaciones, hasta que entendí que era muy afortunada por la posibilidad de tener otra investigación que compartir con ustedes a través de otro libro y que no tenía nada de qué quejarme, muy por el contrario sólo debía agradecer.
El trabajo le hace bien al alma, encontrar algo que nos llene nos puede llevar la vida y encontrarlo es algo para agradecer en forma permanente. Esto se educa con cada gesto y con cada momento   vivido. Se agradece la ducha de baño caliente, el pasto o césped recién cortado, el aroma a pan tostado, etc.
Quiero invitarlos a dos cosas, la primera es a observar a la gente. Vean cuanta gente agradece, escuchen y miren a su alrededor. La segunda es a observarse a ustedes y vean cuanto agradecen lo cotidiano y cuantas veces se dice gracias dentro de sus casas, cuanto lo dicen los niños y cuantas veces se repite esta palabra en su entorno más cercano.
Ojalá no escuchen a nadie quejarse, y ustedes digan la palabra gracias muchas veces, si es así, que placer, sino es así comiencen a hacerlo los adultos para que los niños los imiten y empecemos a crear un mundo donde la palabra gracias se escuche mas seguido.
Por mi parte, gracias por leer esta columna y sobre todo gracias por el cariño.

                                                                                                                         Pilar Sordo